Setenta y dos heterónimos y un amor
El espacio entre el cristal y la pupila. La distancia entre el reflejo a través del cristal y los ojos de Ophelia. La luz tenue. Miradas fusionando. La llama que enciende el olvido. La mano en la cintura. Pequeño bebé. El
mismo impulso haciendo contacto que arrasa en un beso todas las palabras que no
caben en la boca. Versos que se miden en suspiros. Manos de tinta de papel
hecho romance universal. La indiferencia que desborda el sentimiento. Las alas
platónicas que encandilan tu sombrero. El
tiempo que detiene y hace historia del amor en extremo inabarcable. La
espera sin esperanza. El alma plagada de ausencias.Y las palabras signadas a
fuego: “Muy tuyo”.
Cuarenta y ocho
cartas y dieciséis poemas después. El poeta de las mil caras. El misterio en un
portafolios. El cristal con que mira. El corazón que arde las venas de
Portugal. Retazos de amor que
derrama el mar de la geografía de los hombres comunes, trascendentes.
Trascendentales. Memorias de Cabo Buena Esperanza. El mito en un baúl. Postales
de Natal. Perfume de oficinas a vapor. Todo eso eras. La soledad.
Impresiones
letradas en fragmentos de ausencia.
Hoy. Siempre.
Así serás.
Literatura.
Eterna cercanía
entre la vida y la muerte.
Fernando Pessoa.
El legado.
Y toda la
poesía.
Toda.
Excelente es poco. Gracias por estas palabras en su aniversario.
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