Fue hijo de una familia de comerciantes praguenses. Se doctoró en derecho, cursó estudios de germanística e historia del arte y a los veintitrés años comenzó a trabajar en una compañía de seguros. Goethe, Eckermann, Byron, Swift, Flaubert y la Biblia fueron algunas de sus lecturas habituales. Su obra comprende relatos, novelas y más de tres mil páginas con anotaciones de diarios y fragmentos literarios. La metamorfosis, escrita en 1912 y publicada en 1915, está considerada por la crítica como una de las ficciones más influyentes del siglo XX. El proceso, El castillo y América, al igual que muchos otros trabajos de Kafka, han llegado a nuestros días gracias a la mediación de su amigo y biógrafo Max Brod, quien, imponiéndose a la voluntad del escritor, se negó a destruir sus manuscritos. Aunque comprometido en varias ocasiones, Kafka nunca se desposó; terminó sus días enfermo de tuberculosis en un sanatorio de Kierling, cerca de Viena. Sus tres hermanas murieron asesinadas en los campos de exterminio nazi. Hacia 1983, Borges declararía: «Kafka ha sido uno de los grandes escritores de toda la literatura. Para mí, es el primero de este siglo. Le importaba la obra, no la fama, eso es indudable. Fue un soñador que no quiso que sus sueños fueran conocidos, ahora es parte de ese sueño universal que es la memoria».