Viena, 1868 – Starnberg, 1932
Hijo natural de un ministro del rey de Württemberg y de una actriz que le dio el apellido Meyer, Gustav Meyrink pasó su juventud en Hamburgo, Munich y Praga, donde frecuentó el círculo esotérico La Estrella Azul. Fue empleado bancario, ocupación que despreciaba y que distrajo con el estudio de las mitologías, de la cábala y de las ciencias ocultas. Llegó a oficiar de vidente en sesiones de espiritismo y practicó la alquimia. Quienes lo trataron aseguran que poseía el don de visitar en sueños a sus amigos. Intimó con la fe cristiana; más tarde, con las enseñanzas de Buda. A los treinta años comenzó a escribir sus primeros relatos que en un principio fueron de índole satírica y posteriormente fantástica. En 1915 publicó la obra que determinaría su fama: El Golem, novela cuyo acervo filosófico es a ratos caótico, a ratos sincrético, pero siempre admirable. Fue traductor de Dickens y de Poe que, como Hoffmann, ejercieron una notable influencia en su literatura. Mantuvo trato epistolar con Franz Kafka y con Thomas Mann. En la hora final, Gustav Meyrink resolvió morir con los ojos abiertos, sentado en un sillón, ante una ventana orientada hacia el levante.
Títulos publicados:
El Golem